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Detalle Archivo


ARCHIVO DE LA FUNDACIÓN SANTA CASA DE MISERICORDIA DE PARÁ (BRASIL)

EAG

Área de Identificación

Identificador: BR. 1501402.

Forma(s) autorizada(s) del nombre: ARCHIVO DE LA FUNDACIÓN SANTA CASA DE MISERICORDIA DE PARÁ (BRASIL)

Forma(s) paralela(s) del nombre: FUNDAÇÃO SANTA CASA DE MISERICÓRDIA DO PARÁ

Tipo de Institución que conserva los fondos de archivo:

Titularidad: Archivos de titularidad privada

Categoría:

  • Archivos de Asociaciones

Subcategoría:

  • Archivos de Cofradías o Asociaciones Religiosas

Gestión: Institución Privada

Ciclo Vital:

  • Archivo Histórico
  • Archivo Intermedio
  • Archivo de Gestión

Área de Contacto

Localización y direcciones:

Area geográfica: Iberoamérica

País: Brasil

CC.AA./1ª División: Estado do Pará

Provincia/2ª División:

Municipio: Belém - PA

Núcleo de Población menor:

Dirección: Rua Oliveira Bello, 395 66050

Latitud:

Longitud:

Forma de Acceso:

Parking Público:

Teléfono, fax, correo electrónico:

Teléfono:

  • (55 91)2102200

Fax:

  • (55 91)2102299

Correo electrónico:

Página Web:

Persona de contacto:

Director:

  • Apellidos:
  • Nombre:
  • Cargo:
  • Fecha de Nombramiento:

Informante:

  • Apellidos:
  • Nombre:
  • Cargo:
  • Fecha de Cumplimentación: 2009-02-06

Área de Descripción

Historia de la institución que custodia los fondos de archivo:

La Hermandad de la Santa Casa de Misericordia de Pará fue fundada el 24 de febrero de 1650, no habiendo sido posible identificar a sus fundadores. La primera instalación de la Santa Casa estaba constituida por una pequeña construcción de tapias, con una iglesia al lado, localizados en el antiguo “Largo da Misericórdia”, hoy Plaza Barón de Guajará.
El 12 de julio de 1667, D. Afonso VI, Rey de Portugal, confirió a la Hermandad de la Misericordia de Pará diploma concediéndole las mismas exenciones, gracias y privilegios de que gozaba la Hermandad de Lisboa.
En 1778, el conjunto estaba en ruinas y la Santa Casa intentaba reunir recursos de la Corona Portuguesa para su restauración. En 1875 obtuvo el privilegio de los entierros, pero la pensión anual que había solicitado a la Corona Portuguesa permaneció en el olvido.
Dos años antes, en octubre de 1783, había llegado a Belém D. Fray Caetano Brandão, sexto obispo de Pará. Ni bien inició sus actividades percibió el desorden administrativo de la Diócesis, la decadencia de la Hermandad de la Santa Casa de la Misericordia y la miseria del pueblo de la Provincia. Sensibilizado con lo que vio fundó la llamada cofradía de la Caridad y, mientras no recibía auxilio de la Corona Portuguesa, pedía limosna de casa en casa con el objetivo de recaudar fondos para la construcción de un hospital destinado a los desvalidos. La mayor y más conocida obra de Fray Caetano Brandão fue la construcción del Hospital de la Caridad Señor Buen Jesús de los Pobres, en el “Largo da Sé”, fruto de la ayuda del pueblo y de algunos subsidios de la Corona Portuguesa, inaugurado el 25 de julio de 1787. La estructura del edificio del Hospital era de albañilería, con tres pisos, divididos en Sala de Consistorio de los Hermanos de la Cofradía de la Caridad, Botica, Enfermerías amplias, Cocina, aposentos de los esclavos y, posteriormente, un pequeño muelle. Después de serias desinteligencias políticas entre el Obispo de Pará, D. Manuel de Almeida Carvalho, y las autoridades civiles de la Provincia y, especialmente, con el Juez de “Residuos” (Bienes dejados en herencia con la obligación de ser aplicados em obras pías) y Capillas, José Marques da Costa, el 18 de abril de 1807, la Hermandad de la Santa Casa de la Misericordia tomó posesión de todos los bienes de la Cofradía de la Caridad. En 1808, el Hospital Señor Buen Jesús de los Pobres pasó a pertenecer al patrimonio de la Hermandad de la Santa Casa de Misericordia de Pará.
En 1854, el compromiso de la Hermandad de la Santa Casa de Misericordia de Pará sufrió una reforma, aboliendo su autonomía administrativa y transformándola en un departamento público. Después de protestas de los presidentes, el artículo 36 de la Ley nº 1.384, de octubre de 1889, devolvió a la Hermandad la administración de sus bienes y hospitales, de acuerdo a un nuevo compromiso que sería organizado. En diciembre del mismo año, una comisión compuesta por Antônio José de Lemos y Antônio Monteiro Baena elaboró un proyecto de reforma de los estatutos de la Santa Casa. Posteriormente a la Proclamación de la República, la Presidencia encaminó el proyecto al nuevo Gobernador del Estado. Después de su aprobación, el Gobernador Justo Leite Chermont firmó, el 20 de noviembre de 1890, el Decreto nº 291, dando nuevos estatutos a la Santa Casa de Misericordia, que dejó de ser una Hermandad y pasó a ser una Asociación Civil de Caridad, retomando la administración de sus bienes y hospitales.
Hacia fines del siglo XIX, el Hospital Señor Buen Jesús de los Pobres ya no atendía más la necesidad de asistencia de los carentes. El aumento de los enfermos era proporcional al aumento del número de habitantes de la ciudad. Las contingencias de la época exigían un nuevo y amplio predio, con mejores condiciones de higiene, cuyo terreno se compró en 1886, en el barrio de Umarizal. En diciembre de 1889, la Junta de Gobierno del Estado de Pará autorizó a la Presidencia a comenzar las obras del nuevo hospital. En enero de 1890 fue depositada la piedra fundamental del nuevo Hospital de Caridad. La construcción del Hospital llevó diez años, con varias interrupciones. Finalmente, el 15 de agosto de 1900, después de una misa en la “Catedral da Sé”, fue inaugurado solemnemente, en el Salón Noble, el nuevo Hospital de Caridad.
Cuando fue inaugurado, el nuevo Hospital de Caridad poseía cuatro Enfermerías grandes y tres menores totalmente aisladas, compartimentos para pensionistas, Secretaría, Archivo, Farmacia, Laboratorio y un Salón Noble para las reuniones del Consejo. En el antiguo edificio ocupado por el Hospital Señor Buen Jesús de los Pobres, el Gobierno y la Santa Casa resolvieron instalar el Hospital del Regimiento Militar, que la Misericordia pasó a administrar y a cuidar de la atención médica y hospitalaria, y cuyos costos estaban siendo arcados por el Gobierno de Pará.
Gracias a la Ley nº 1.104, del 9 de noviembre de 1882, que destinaba la asignación a la salud y a la caridad pública, el presidente José Joaquim Corrêa de Freitas y la Superiora General de la Congregación italiana Hijas de Santana, Hermana Rosa Gattorno, firmaron, el 20 de noviembre de 1883, el contrato que posibilitó el trabajo de asistencia diaria a los enfermos del Hospital Señor Buen Jesús de los Pobres y, posteriormente, del Hospital de la Caridad. El primer grupo compuesto por seis religiosas llegó a Belém en 1884, bajo la dirección de la Hermana Archeti Antônia Matteo. Por casi un siglo se dedicaron al trabajo caritativo en el Hospital, prestando auxilio a la población carente en las Enfermerías, Farmacia, Cocina, sector Quirúrgico y Maternidad de la Santa Casa. Las Hijas de Santana dejaron de trabajar en el Hospital en 1985, cuando ocurrió una crisis en la institución, habiendo intervenido la Junta del Trabajo.
Durante el siglo XIX, la Santa Casa de Pará administró, además del Hospital de Caridad Señor Buen Jesús de los Pobres, hospitales de aislamiento para enfermos con dolencias infectocontagiosas, como viruela y fiebre amarilla, hospitales de lazarinos y de alienados, así como servicios funerarios y cementerios.
Hasta fines de aquel siglo, el Hospital de Caridad Señor Buen Jesús de los Pobres prestaba asistencia a todos los enfermos carentes, exceptuando los alienados y los leprosos o lazarinos. No había un nosocomio destinado a ellos. Había, y de forma precaria, sólo un albergue, el Lazareto do Tocunduba, en las márgenes de un riacho del mismo nombre, donde los infectados vivían en la promiscuidad y el abandono. El Tocunduba, que desde 1814 era un refugio para lazarinos, alarmaba por su desorganización, por las pésimas condiciones de su edificio y por los lastimosos auxilios que le ofrecían los gobiernos. El Lazareto no era más que un galpón de la primitiva alfarería de la Orden de los Mercedarios que, una vez desactivada, fue donada a la Misericordia. Al principio, los pobres infectados por la fiebre amarilla y, sobre todo, por la viruela, eran alojados en una enfermería especial dentro del Hospital de Caridad. Más tarde, el número cada vez mayor de enfermos y los frecuentes contagios ocurridos exigieron medidas urgentes: el establecimiento de una enfermería externa o de un hospital para aislar a los enfermos infectados.
Sólo en 1862, la enfermería de los enfermos tocados por la viruela fue transferida a un compartimiento del Hospicio de Tocunduba. Enseguida que comenzó el contagio de 1865, el Gobierno Provincial autorizó a la Misericordia a construir en Tocunduba, no muy alejado del Asilo de los Lazarinos, una casa que sirviera de aislamiento a los virulentos, corriendo los gastos por cuenta del presupuesto general del País, destinado a los socorros públicos.
El mismo año, el Dr. Francisco da Silva Castro concluyó las obras de ampliación del Hospital de Caridad, donde estableció un manicomio en miniatura, para donde fueron recogidos los alienados. Inicialmente no hubo problemas en virtud del pequeño número de pacientes. Sin embargo, con el pasar del tiempo, la Santa Casa empezó a necesitar de más espacio para el tratamiento de los alienados. Como no estaba en los proyectos de nadie la construcción de un nuevo hospital, la Santa Casa resolvió instalar el manicomio en Tocunduba. El Gobierno Imperial, que nada podía hacer del edificio, erguido en terreno de la Santa Casa, no llevó mucho tiempo para encontrar una solución favorable. Por medio de la Ley Provincial nº 725 del 27 de abril de 1872, que autorizó al Presidente de la Provincia a realizar arreglos en la casa, preparar el asilo y entregarlo a la Santa Casa, debiendo, de acuerdo con el presidente, instaurar el competente reglamento. El 10 de marzo de 1873 se inauguró el Hospicio, para el cual fueron transferidos los siete locos que vivían recluidos en el Hospital de Caridad. Aunque simple administradora del hospicio, en vista de la insuficiente asignación votada en el presupuesto de la Provincia y destinada al sustento, vestuario y curativos de los enfermos, la Santa Casa se vio obligada a socorrer a los infelices alienados con sus propios recursos.
La enfermería volvió a la planta baja del Hospital de Caridad otra vez. En febrero de 1874, la viruela reclamó mayor espacio para los enfermos pobres, y entonces, autorizado por el Presidente de la Provincia, Dr. Joaquim Pedro Corrêa de Freitas estableció, en una casa cedida gratuitamente para ese fin, una nueva enfermería que recibió ciento sesenta y dos enfermos.
En 1878, un nuevo surto de la enfermedad asoló a la ciudad. Comunicado este hecho al Presidente de la Provincia, se le ordenó al presidente que instalase una enfermería en Tocunduba, en compartimientos del predio construido en 1866 y entonces ocupado por el Hospicio. Tempranamente, lazarinos y alienados fueron atacados por el mal endémico. El mismo año fue comprada una casa en las inmediaciones del Cementerio de Santa Isabel, para que en ella fuera instalada una nueva enfermería, inaugurada finalmente el 4 de diciembre de 1878. Los gastos de la Enfermería José Bonifácio se tornaron muy altos. A consecuencia de ello, la misma fue cerrada y la del río Tocunduba reabierta el 7 de mayo de 1879. El 31 de marzo de 1880 la enfermería de Tocunduba fue extinta por falta de enfermos.
En 1887, como consecuencia de un nuevo surto de viruela, el Gobierno mandó construir un Hospital para recibir enfermos. La viruela acabó y el hospital fue quemado.
El Hospital de Tocunduba no respondía a las exigencias de salubridad e higiene. Frente a esta situación, el Gobierno de Pará resolvió construir un nuevo predio, en el barrio Marco da Légua, para abrigar alienados. Después de algunas reparaciones hechas en la construcción, la Presidencia asumió la administración del nuevo Hospicio de Alienados y, el 27 de agosto de 1892, transfirió los enfermos del Tocunduba. Más tarde el Hospicio pasó a denominarse Hospital Juliano Moreira, siendo desactivado y demolido durante la década de 1970.
A través de la Ley nº 203, del 26 de junio de 1894, el primer Gobierno republicano de Pará liberó la asignación para la construcción de un Hospital de Aislamiento, debido a una gran epidemia de fiebre amarilla. El Hospital de Aislamiento, denominado Domingos Freire, estaba localizado en un terreno amplio y alto. Estaba dividido en tres cuerpos: uno central, en donde se situaban el Gabinete de los Médicos, los aposentos de las Hermanas, la Farmacia y los comedores; y dos laterales, iguales, con dos grandes enfermerías cada uno. Al final del siglo XIX, habitantes del noreste huidos de la sequía y con viruela, llevaron al resurgimiento de la epidemia de fiebre amarilla en Pará, obligando al Gobierno del Estado a construir otro Hospital de Aislamiento en la misma área, que fue denominado Hospital São Sebastião. Ambos Hospitales fueron transferidos para la Santa Casa el 3 de septiembre de 1898, que cuidó de su administración durante largo tiempo. Extintas la fiebre amarilla y la viruela, el Hospital de Aislamiento Domingos Freire abrigó y asistió a los enfermos de tuberculosis. Hacia fines de la década de 1940, aproximadamente, fueron desactivados y demolidos.
Desde la época de la conquista y la colonización de Pará, alrededor de 1616, estaban en pleno uso los entierros en las iglesias, en los monasterios, conventos y otros lugares sagrados. En 1756, la Compañía de Comercio “Grão Pará e Maranhão” introdujo en Pará grandes partidas de esclavos africanos y con ellos la viruela que, en distintas épocas, produjo millares de víctimas. La epidemia amenazó atestar las iglesias, de tal forma que, en los fondos del “Largo da Campina”, se estableció un campo para que allí fuesen enterrados los esclavos y los pobres, víctimas de la peste. La Carta Regia del 14 de enero de 1801 ordenó al Gobernador de Pará que en compañía del Obispo, escogiera un local fuera de la ciudad, para uno o más cementerios públicos, adonde fueran realizados los entierros, sin ninguna excepción. Fue entonces que el Cementerio del “Largo da Campina” fue ampliado. Mientras tanto, el pueblo y las autoridades, arraigados al uso de las sepulturas en las iglesias, no utilizaron el cementerio, a no ser para el entierro de los esclavos y los pobres.
La Cámara Municipal elaboró en 1841 un proyecto para establecer un cementerio público adquiriendo un terreno en la Estrada de São José. El mismo año, la Asamblea Provincial autorizó a la Cámara, por Ley nº 142, del 23 de junio, a dar en aforamiento a la Misericordia el mencionado terreno, debiendo ser reembolsada previamente del valor de la obra ejecutada. Como el negocio no le convenía a la Santa Casa, la Asamblea decidió la cuestión, el 22 de diciembre de 1849, a través de la Ley nº 163, que ordenó a la corporación municipal la entrega del terreno y obras a la Santa Casa, sin gasto alguno para ésta. El nuevo cementerio, construido en suelo firme, fue cercado y erigida en el mismo una pequeña capilla de madera bajo la invocación de Nuestra Señora de la Soledad. En 1850, el Presidente de la Provincia estableció la obligatoriedad de entierro en cementerio público, y la epidemia terminó con las divergencias, acelerando con los cadáveres de las víctimas el establecimiento del referido cementerio. La Resolución nº 180, del 9 de diciembre de 1850, declaró que el cementerio pasaría a pertenecer a la Misericordia, le dio un reglamento, determinó que la Santa Casa pagara a la Cámara un foro anual de 100 reales por cada braza de frente, y ordenó que el legado de Vicente Antônio de Miranda fuera consumido en obras de amurar el perímetro, debiendo el excedente ser convertido en pólizas de la deuda pública. El 17 de febrero de 1851, el presidente Joaquim Antônio Alves firmó en la Cámara Municipal el término de posesión del cementerio, a partir de allí en poder de la Misericordia, que fue dotado de excelentes obras y mejoras. La Resolución nº 262, del 9 de octubre de 1854, acabó con el foro anual y ordenó incorporar el cementerio al patrimonio de la Misericordia.
La Ley nº 219, del 16 de noviembre de 1851, devolvió a la Misericordia el privilegio del servicio de la conducción de cadáveres, que otrora le perteneciera, y que después se había ido apartando poco a poco de ella. Durante los primeros años el transporte de los cuerpos en cajones que correspondían a los recursos de cada familia, cargados por los esclavos de cada Hermandad. Este medio, demorado e insuficiente, con el transcurso del tiempo, demostró de forma neta la necesidad de una reforma. El 1º de octubre de 1869, la Asamblea Provincial votó la Ley nº 597, que reglamentó la conducción de cadáveres. El transporte de los cuerpos pasaba a ser hecho exclusivamente en carros funerarios, servicio que continuó siendo privilegio de la Santa Casa, con la facultad de tomarlo a su cargo o hacerlo por adjudicación en subasta pública, por un plazo máximo de diez años. La Santa casa firmó contrato con Joaquim Marques Ribeiro, que adquirió el material rodante y los accesorios, montó el servicio de manera conveniente y lo inauguró el primero de enero de 1871. Sin embargo, debido al descontento bastante frecuente que este cambio produjo, la Ley nº 597 fue anulada.
Establecido el Cementerio de Nuestra Señora de la Soledad, las epidemias de fiebre amarilla, cólera y viruela, y la mortalidad diaria, siempre creciente en función del aumento de la población, demostraron la insuficiencia del área escogida, más aún si se tiene en cuenta los límites impuestos por los cementerios de otras Hermandades y Órdenes Religiosas que le eran linderos. Recién en 1865, la Presidencia trató de llevar a la práctica la idea de construir una nueva necrópolis. Por intermedio del Presidente de la Provincia, la Misericordia alcanzó una concesión en la Cámara Municipal con respecto al terreno comprendido entre las travesías de São Vicente de Fora y São Mateus, la estrada de la Constitución y la calle de los Mundurucús, aceptada el 19 de diciembre de aquel año. El proyecto no avanzó. En 1872, el proyecto reapareció y un nuevo pedido fue hecho a la Cámara, el que no prosperó por no haber terreno. Frente a esta situación, la Asamblea Provincial incluyó un artículo en la Ley nº 796, del 12 de septiembre de 1873, autorizando a la Hermandad a comprar el terreno que se buscaba. Sin demora se iniciaron los servicios de preparación del terreno. La nueva epidemia aceleró las medidas tomadas. En 1874, la Mesa mandó cercar una parte del terreno para comenzar los entierros de los infectados indigentes. La nueva necrópolis recibió la denominación de Cementerio Santa Isabel. En 1876, comenzó entonces a recibir los cadáveres de los pobres, esclavos y víctimas de las epidemias, de tal forma que el Nuestra Señora de la Soledad pasó a ser conocido como cementerio de los ricos. En 1880, una comisión fue convocada para estudiar las condiciones higiénicas del Cementerio de la Soledad, opinando por la suspensión de los entierros, ya que la necrópolis se encontraba dentro del poblado, el espacio era insuficiente, y el análisis químico revelaba que el terreno no era apropiado para la completa consunción de los cadáveres. El Edicto del 5 de agosto del mismo año declaró suspendidos los entierros en el Soledad, transfiriéndolos para el Santa Isabel.
En 1855, el presidente Canónigo José Lourenço da Costa Aguiar, contando con las simpatías del gobierno, aprovechó la mayoría conservadora de la Asamblea, para incluir en la Ley nº 1.213, del 25 de noviembre de 1885, un artículo que reestableció para la Misericordia los derechos que le habían sido conferidos por la Ley nº 597, del primero de octubre de 1869, volviendo de esta forma a su administración el privilegio completo del servicio funerario.
Además de los cementerios mencionados, hubo uno en las tierras de Tocunduba, instalado desde los primeros tiempos del Hospicio, a causa de la dificultad de transportar los muertos para las iglesias y después para el Soledad. El 16 de marzo de 1879, el Cementerio de Tocunduba fue ampliado y bendecido con las ceremonias del rito católico. De 16 de noviembre de 1887 en adelante, los cadáveres de lazarinos y alienados pasaron a ser enterrados en el Cementerio de Santa Isabel.
Desde 1955 el Hospital de la Santa Casa viene desempeñando la función de Hospital Escuela. La institución vivía una época de razonable estabilidad. El binomio Santa Casa-Facultad de Medicina persiste hasta el presente en algunas cátedras, como Pediatría, Clínica Médica, Dermatología, Obstetricia y Ginecología. Durante la década de 1950, el Hospital de la Santa Casa atendía todas las cátedras de clínicas, exceptuando Psiquiatría, cuyas aulas teóricas y prácticas eran ofrecidas por el Hospital Juliano Moreira. Las Enfermerías del Hospital de Caridad fueron verdaderas escuelas de Medicina. Su infraestructura disponía de Salas de Aula y Sala del Profesor, secretaría, Biblioteca, Salón de los Enfermos y pequeñas Salas de Cirugía. Cada enfermería recibía los cuidados de alimentación, ropa y limpieza, de una religiosa Hija de Santana. Las Enfermerías San Francisco, San Sebastián y San Antonio se destacaron como núcleos de estudios, pesquisa y producción científica.
En los años 80, el Tribunal Regional de Trabajo nombró una Junta de Gobierno, dirigida por el Médico y Profesor Rubens Guilhon Coutinho, para asumir la dirección de la Institución. El hecho ya había ocurrido durante la década de 1940, cuando la Santa Casa fue administrada por la Junta de Gobierno presidida por el Médico Eduardo de Azevedo Ribeiro, con apoyo y referendo del Gobierno del Estado. La institución pudo salir de una larga crisis administrativa, continuar cumpliendo su misión y pagar los débitos acumulados. Esa fue la tercera intervención del Poder Público en la Santa Casa de Pará. Exactamente cien años después de la primera intervención de 1890, la Ley Complementaria 003/90, del 26 de abril de 1990, del Gobierno del Estado de Pará, extinguió la Asociación Civil y autorizó al Poder Ejecutivo a constituir la Fundación Santa Casa de Misericordia de Pará, siendo la misma administrada por un presidente.
Actualmente, el Hospital de Caridad de la Santa Casa de Misericordia de Pará presta atención en las áreas de Obstetricia, Pediatría, Clínica Médica, Clínica Quirúrgica, Clínica Obstétrica y Clínica Ginecológica, Rayos X y Ultrasonografía. Posee alrededor de 350 lechos para el área clínica y 17 lechos exclusivos para la Unidad de Terapia Intensiva (UTI). Funciona como Hospital Escuela de la Universidad del Estado de Pará y de la Universidad Federal de Pará, ofreciendo, desde 1981, vacancias para Residencia Médica en los Programas de Pediatría, Ginecología, Obstetricia, Dermatología y Clínica Médica.

Fundación del archivo:

  • Fecha:
  • Norma(s):

Año de apertura al público del archivo:

Existencia de Patronato: No

Existencia de Asociación de Amigos del Archivo: No

Integración en sistema archivístico o red de archivos: No

Supresión del archivo:

  • Fecha:
  • Norma(s):

Contexto cultural y geográfico:

Atribuciones, fuentes legales:

Estructura administrativa del archivo:

Gestión de documentos y política de ingresos:

Edificio:

  • Introducción:
    • Uso exclusivo para funciones archivísticas: No
    • Uso compartido con otras funciones administrativas: No
  • Superficie útil del edificio en metros cuadrados: 0
  • Metros cuadrados de depósito: 0
  • Instalaciones para materiales especiales: No
  • Capacidad total de los depósitos (metros lineales)

    • Metros lineales de estanteria (total): 0
    • Metros lineales estantería fija: 0
    • Metros lineales estantería móvil: 0
    • Metros lineales estantería disponibles: 0
    • Metros lineales estantería ocupados: 0
    • Estimación aproximada en porcentaje: 0
  • Año de construcción de edificio:
  • Año de última reforma:

    Destinado a:

    • Todas las funciones de archivo: No
    • Exclusivamente a depósito: No

Total Edificio(s):

  • Superficie útil total: 0.0
  • Superficie dedicada a depósito: 0.0
  • Metros lineales de estantería disponibles: 0.0
  • Metros lineales de estantería ocupados: 0.0

Documentación:

Metros lineales de documentación: 0

Fecha del documento más reciente:

Fecha del documento más antiguo:

Descripción somera de los fondos:

Fondos y otras colecciones custodiadas:  Ver Cuadro de Clasificación

Instrumentos de descripción, guías y publicaciones:

Área de Servicios

Sala de investigadores

¿Posee el archivo sala de investigadores? No

Petición anticipada de documentación: No

Observaciones:

Reserva de documentación: No

Observaciones:

Servicio de ayuda a la investigación: No

Observaciones:

Biblioteca Especializada

¿Posee el archivo Biblioteca Especializada? No

Espacios Públicos

Servicios de difusión

¿Dispone de Salón de actos? No

Visitas guiadas: No

Aula didáctica: No

Sala de exposiciones: No

Servicios recreativos

Tienda-Librería: No

Restaurante/cafetería/máquina: No

Observaciones:

Alquiler de espacios para uso de terceros: No

Observaciones:

Servicios de reproducción

¿Existe servicio de reproducción documental? No

Servicios de conservación

Taller de encuadernación: No

Control medioambiental: No

Taller de restauración: No

Laboratorio fotográfico / microfilm: No

Equipamiento

Cámara analógica/digital de captura de imagen fija: No

Aparato lector/reproductor de microformas: No

Equipo de captura/reproducción de imagen en movimiento y sonido: No

Equipo de grabación/audición de registros sonoros: No

Impresora: No

Escáner: No

Nº de Ordenadores de Uso interno:

Funciones informatizadas

¿Forma parte del Sistema Integral de Gestión Archivística Estatal? No

¿Están las funciones informatizadas? No

  • Gestión de usuarios: No
  • Descripción de Fondos: No
  • Porcentaje descrito de forma informatizada:
  • Lenguajes documentales: No
  • Otra Información:

Página Web: No

Portal de difusión archivística: No

Acceso Inventario: No

Porcentaje Aproximado:

Área de Acceso

Horario:

Mañana: No

Tarde: No

Lunes a viernes:

  • Sólo mañana: No
  • Sólo tarde: No
  • Mañana y tarde interrumpido: No
  • Mañana y tarde continuado: No

Sábados, domingos y festivos:

  • Sólo mañana: No
  • Sólo tarde: No
  • Mañana y tarde interrumpido: No
  • Mañana y tarde continuado: No

Horario apertura al público: lunes a viernes, de 07:30 as 18:00

Cerrado al público:

Horas de Apertura Semanales en Invierno: 0.0

Horas de Apertura Semanales en Verano: 0.0

Condiciones y requisitos para el uso y acceso:

Restringido: No

Acreditación: No

Accesibilidad:

  • Facilidades para personas con discapacidad: No

Área de Control

Identificador de la descripción: 1269596

Identificador de la institución:

  • Identificador del centro responsable de la descripción:
  • Usuario Creación:
    • Login:
    • Nombre Apellidos:
  • Usuario Modificación:
    • Login: teresav
    • Nombre Apellidos: Teresa Vicente Hernández

Reglas y convenciones:

Estado de elaboración: Publicado

Nivel de detalle:

Fechas de creación, revisión o eliminación:

  • Fechas de creación:
  • Fechas de modificación: 2020-11-16

Lengua y escritura:

Lengua(s):  

Escritura(s):   

Fuentes:

  • Fuente empleada:

Nota:

Georreferencia: No



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